domingo, 9 de marzo de 2008

Mosquitas


No conozco a nadie que pueda volar, creo que es lo más normal del mundo pero la verdad es que yo no conozco a nadie que pueda hacerlo (¡mierda!). No espero que lo entiendan, yo mismo no me comprendo a momentos. Si tan sólo conociera a una sola persona que pudiera dar unos dos saltitos, levantar las extremidades, dar un tercer salto (esta vez con un poco más de esfuerzo), y remontar un vuelo mágico, a toda velocidad venciendo el viento funesto que viene en contra, timonear el viento, mover las alas, correr sobre las nubes levantando margaritas-cúmulos, violetas-cirros, orquídeas-stratos... si tan solo conociera a alguien así...
El problema con las personas que vuelan es que siempre andan muy rápido, de aquí para allá, salvando gente o gatitos y tal vez de vez en cuando algún bosque tropical que se esté incendiando y el helicóptero porta-agua está ocupado, siempre muy útiles, siempre dispuestos a ayudar, qué gente sin quehacer. Qué bueno que no conozco a nadie así, si conociera a alguien así probablemente me caería mal y acabaría criticándolo tooodo el tiempo y muy probablemente estaría verde de envidia y acabaría con un problema de nervios y en el hospital, y luego mi familia tendría que pagar una cuenta gigantesca y tendrían que vender las casas y posesiones, y todo para que ni me recupere por completo porque esas malditas moscas seguirían por ahí volando y salvando gente, tan insoportables. Qué bueno que no conozco a nadie que vuele, es lo mejor para todos.

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